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Piel atópica, conócela un poco más

Como piel atópica denominamos a aquella piel que reacciona de forma “poco común” e impredecible ante componentes o circunstancias que normalmente resultan inofensivas para una piel no atópica. Como respuesta poco común e impredecible nos referimos al picor, sequedad, enrojecimiento e inflamación, lo que se conoce como dermatitis atópica.

La dermatitis atópica es la principal manifestación de una piel atópica. Lejos de ser un problema aislado o puntual, esta alteración cutánea es cada vez más frecuente y desde un punto de vista dermatológico de gran importancia por los siguientes motivos:

  • Afecta a niños y lactantes: los primeros síntomas aparecen antes de los 5 años, incluso, en algunos casos puede dar comienzo en la lactancia (entre 2 a 6 meses)
  • Aparece en forma de brotes, en algunos casos severos y para evitarlos o espaciarlos las medidas de cuidados diarios se tienen que llevar a cabo de forma cuidadosa e ininterrumpible
  • Tiene un curso crónico. En la mayoría de los casos hay total desaparición de los síntomas durante la infancia o en la pubertad, sin embargo un 25 % de las personas siguen teniendo brotes hasta la edad adulta.

¿Por qué se produce este trastorno?

Los datos en cuanto al origen del problema no son concluyentes, lo que sí está claro son una serie de alteraciones en la formación de la barrera cutánea que hacen que la piel tenga dificultades para retener el agua y también sea más permeable a los agentes irritantes y alérgenos.

¿De qué depende tener la piel atópica?

La dermatitis atópica se desarrolla como resultado de una compleja relación entre la predisposición genética y factores ambientales.

Genéticos

Se sabe que un niño cuyo uno de los progenitores presenta la dermatitis, las probabilidades de que desarrolle también la dermatitis son de un 60% y un 80% cuando ambos progenitores son atópicos. Además la dermatitis atópica tiene relación con otras alteraciones inmunológicas, por lo que normalmente el niño o los progenitores tienen historial de rinitis, asma, conjuntivitis, etc.

Ambientales

Intervienen en la aparición del brote, factores ambientales como temperaturas extremas (frio por producir mayor sequedad y el calor por producir sudoración), la baja humedad, los contaminantes ambientales, alérgenos (polen y ácaros) entre otros.

¿Cómo puedo saber si tengo la piel atópica?

Una dermatitis atópica no es fácil de determinar, el diagnóstico requiere de un especialista ya que no existe un patrón claro y medible que determine el trastorno, además es fácilmente confundible con otro tipo de alteraciones de la piel como la dermatitis seborreica o la psoriasis. Sin embargo, existe una serie signos y síntomas comunes que podemos utilizar para enfocar nuestro cuidado diario de la piel y prevenir las complicaciones

  • Sequedad intensa y persistente
  • Picor intenso
  • Enrojecimiento e inflamación de la piel

Estas manifestaciones de la atopia se dan en distintas partes del cuerpo dependiendo si son lactante, niños o adulto y siempre es distinto entre una persona y otra.

¿Qué complicaciones puede tener una dermatitis atópica?

Las complicaciones son realmente importantes sobre todo en el caso de lactantes y niños. Por un parte tenemos las consecuencias emocionales, la dermatitis cursa con bastante picor, lo que induce un estado de estrés, irritabilidad, nerviosismo, insomnio y que afecta al desarrollo y el bien estar del pequeño si no se controla.

Por otro lado tenemos las complicaciones físicas de la dermatitis, el picor y la sequedad inician un ciclo de rascado intenso- daño en la piel – infección que necesitaría un tratamiento riguroso con antibiótico, antihistamínicos y corticoides para remitir el proceso.

En el caso de adulto, son poco los casos, pero podría desarrollar una dermatitis severa, con picor incesante y engrosamiento de la piel afectando a su calidad de vida en general.

¿Cómo puedo controlar mi dermatitis atópica?

Mas que controlar, la dermatitis hay que evitarla, ya que una vez producida el brote habrá que iniciar el tratamiento médico adecuado. La clave para evitar la dermatitis se encuentra en una buena gestión de los síntomas y un buen control de los factores que desencadenan o agravan el brote.

  • Evitar la sequedad de la piel: utilizando productos que mejoran la retención del agua en la piel sin inducir alergia o irritación. Son productos específicos que cumplen con los requisitos de seguridad y eficacia ante la atopia
  • Evitar los alérgenos, agentes irritantes, el estrés emocional, las temperaturas extremas, entre otros factores que activan o agravan la dermatitis.

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